Afganistán, República Democrática del Congo, Pakistán, India y Somalia…estos cinco países encabezan la indigna lista de los estados más peligrosos para las mujeres, de acuerdo con un estudio recientemente publicado por la fundación Thomson Reuters.
Hace justo un siglo, un grupo de intrépidas mujeres celebraban el ‘Primer día Internacional de la
Mujer’ para tratar de defender los derechos de un género que ha sufrido una expoliación de su condición a lo largo de la historia.
En aquel momento, solo tres países recogían en sus leyes el voto femenino (Australia, Nueva Zelanda y Finlandia)… hoy, cien años después, el voto para las mujeres está presente en todas las democracias y observando con retrospectiva se puede afirmar que la consecución del sufragio universal ha sido uno de los grandes avances sociales del Siglo XX.
En la actualidad las luchas se centran en otros aspectos; el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional, la no discriminación laboral…en la conquista de una igualdad real para dar sentido a la equivalencia formal que aparece en las leyes. Sin embargo, todavía quedan regiones en las que estos derechos no están ni establecidos, ni desarrollándose puesto que ni siquiera se plantean.
Deshonrosa lista
Para conmemorar el nacimiento de su página web,
TustLaw Woman, dirigida a proporcionar consejo legal y gratuito a grupos de mujeres de todo el planeta, la fundación
Thomson Reuters ha realizado un estudio para evaluar cuáles son los países más peligrosos para las mujeres.
Los cinco primeros que aparecen en su lista no comparten religión, -mayoría musulmana en Afganistán, Pakistán y Somalia, mayoría hinduista en la India, y el catolicismo como religión oficial en el Congo-, tampoco gobierno, democracias en India y Pakistán, dictadura en el Congo y sin gobiernos reconocibles en Somalia y Afganistán, ni siquiera desarrollo –la India camina con celeridad hacia convertirse en una superpotencia económica, mientras que los otros cuatro estados tratan de sobrevivir con mayor o menor acierto en el concierto internacional-. Sin embargo, todos estos países comparten el hecho de convertir la vida de la mujer en un ejercicio de ahogo, congoja y sufrimiento continúo.
Enemigo femenino
La mayor tasa de mortalidad materna del mundo, la falta absoluta de libertad económica, la falta de escolarización –el 87% de las mujeres son analfabetas y los matrimonios forzados -8 de cada 10- convierten a Afganistán es el país más peligroso del planeta para el género femenino.
Los preocupantes niveles de violencia sexual colocan a la República Democrática del Congo en segunda posición del listado. Se calcula que cada año se violan a más de 400.000 mujeres en el estado africano, además el yugo masculino impide a la mujer poder hacer cualquier acción legal sin el permiso de un hombre y más del 60% de las mujeres que se quedan embarazadas sufren gravísimos problemas de anemia que en muchos casos terminan con la muerte de la madre.
En Pakistán se produce un explosivo coctel en contra del género femenino. Las prácticas culturales, tribales y religiosas terminan siendo perjudiciales para las mujeres que son atacadas con acido, castigadas por lapidación y forzadas hasta que mueren para limpiar el honor familiar.
La India sufre el mayor problema de trata de blancas de todo el planeta. Más de 100 millones de mujeres han sufrido el tráfico sexual, existen más de 3 millones de prostitutas que son menores de edad y casi la mitad de las mujeres del país se casa sin haber cumplido los 18 años.
Somalia, uno de los países más pobres, violentos y atomizado políticamente, ocupa el quinto lugar, debido a un catálogo de peligros que van desde la alta mortalidad materna, la violación, la mutilación genital femenina –el 95% de las mujeres lo sufren- y el matrimonio infantil.
En esta supuesta feliz aldea global todavía quedan regiones en las que ser mujer equivale a subyugación, a humillaciones en forma de violación, a labios azulados y rostros que han dejado de ser humanos por el terror continuo, a sufrir en lugar de vivir...todavía existen infiernos que escupen odio contra el género femenino.